

No creo en las verdades absolutas aplicables a todas las organizaciones o a todas las personas.
Cada empresa y cada profesional tiene sus axiomas, sus valores y su forma de proceder que le son propios. Estos evolucionan con la experiencia y el aprendizaje extraído de los errores.
La flor del nenúfar no siempre se muestra sobre el punto en que se sitúan sus raíces. Al contrario, cuanto más flexible y largo es su tallo, más lejos de su raíz puede llegar a mostrarse.
Análogamente, los profesionales con experiencia deben ser capaces de adaptar sus comportamientos en un momento determinado a las necesidades que se derivan de su entorno y de sus equipos. Todo ello sin perder el contacto con su raíz, lo que les es propio.
Porque sí creo que somos más felices y mejores profesionales cuando, en el largo plazo, actuamos de acuerdo a lo que somos y lo que pensamos.